BABOSADAS MIAS Y DEMAS HIERBAS

LA CHACHI, ALOCADA PERIODISTA MUY CHAPINA

17 noviembre 2014

BUENAS NOCHES CUEVA MIA

OTRO DE TIO CONEJO

Me acuerdo aún de las ruedas que le hacíamos a mi papi, cuando en las reuniones familiares, todos los niños nos sentábamos a su alrededor para escuchar sus cuentos de Tió Conejo y Tió Coyote. Unas historias muy divertidas, pero la mejor parte de ellas, es la forma que  mi padre las cuenta y ahora, pasado el tiempo, son sus nietos los que aún entre los juegos tecnológicos y su indiferencia juvenil, no pueden resistir la tentación de acomodarse y escuchar atentamente los cuentos que mi progenitor oyó de sus hermanos mayores, padres y abuelos, y que siempre ha narrado con gran detalle.

Después de LA TRAMPA DE TIÓ COYOTE este es uno de mis favoritos:

Tiá Culebra, al igual que el Coyote, siempre le llevó ganas a Tió Conejo. Tenía unas ganas de comerse al saltarín...que no creían en nada, pero no encontraba la forma de tenderle una trampa para podérselo engullir. Y tenía que ser así, a base de trampas, porque el Conejo era demasiado astuto para todos.

Un día de tantos, después de controlarlo de lejos y por varios días, desde la mañana hasta la noche, Tiá Culebra vio que éste vivía en un agujero debajo de la tierra. Así que se le ocurrió una sencilla pero gran idea. Vio que el Conejo salía por las mañanas de su madriguera y no regresaba hasta el anochecer. Decidió entonces, esperar que saliera de la cueva, le dio un tiempecito para cerciorarse que no iba a regresar pronto...y sin más, la Culebra se arrastró hasta el fondo del agujero.

Ya instalada allá abajo, se enroscó abriendo la boca y así se quedó con el galillo al aire, esperando que el Conejo regresara para que al meterse a la cueva, cayera directamente entre sus mandíbulas y así nisflárselo de un sólo.

Ya le dolía la garganta a Tiá Culebra de pasar tantas horas allí con la bocota abierta, y los ojos pelados, pero temía perder la oportunidad de por fin, engañar al Conejo y disfrutar de un rico platillo.

Ya entrada la noche, Tió Conejo llegó brinco y brinco hasta su agujero. Pero, notó algo extraño en la entrada: estaba lisiiiita la tierra, como si alguien se hubiera arrastrado. ¡Ajá!, pensó, ¡como que tengo visitas inesperadas!

Entonces, se paró frente a la madriguera y con voz gruesa e hinchando el pecho gritó: ¡Buenas Noches Cueva Mía!

La Culebra allá adentro, no dejó de sorprenderse, pero también se alegró al saber que ya venía Tió Conejo. Abrió más la bocota y se quedó quietecita.

Sin embargo allá afuera, el Conejo no se tragaba la broma y dando un brinco al otro lado del agujero volvió a exclamar, ahora más fuerte: ¡BUENAS NOCHES CUEVA MÍA!

Puchis, pensó la Culebra, ¿y con quién hablará Tió Conejo?. ¿A quién saludará?

¡BUENAS NOCHES CUEVA MÍA!, gritó más el conejo, ya con voz de enojado.

Tiá Culebra estaba sumamente intrigada, pues no sabía por qué Tió Conejo saludaba a la cueva. Uy, pensaba, ¿qué será eso?

Entonces Tió Conejo, haciéndose el disgustado, preguntó: Bueno cueva, ¿qué te pasa?. Yo siempre que regreso por las noches, te saludo y tú me contestas. ¿O no eres mía cueva, que no me respondes?.

La Culebra empezó a inquietarse...

Voy a saludarte de nuevo, cueva mía, y si no me contestas asumiré que algo malo pasa. A lo mejor algo me escondes, exclamó Tió Conejo con voz de preocupación.

Mientras tanto, la Culebra empezó a pensar que de seguro la cueva le contestaba a Tió Conejo, pero como ella estaba allí metida, no decía nada. No sabía qué hacer...¡¡No sabía qué hacer!!...

Sudaba y sudaba como tapa de olla.

Por última vez te voy a saludar, gritó Tió Conejo, ¡BUENAS NOCHES CUEVA MÍA!

Estaba llena de nerviosisimo y ansiedad por comérselo de una vez por todas, pero casi no podía hablar porque tenía atorada la mandíbula de tanto estar con la bocota abierta, pero por fin lo logró y haciendo una vocecita delgada, tímida y trémula, Tiá Culebra decidió contestarle más o menos así: "Bu...buenas no..nochis Tió Conejo"...

¡Ajá!, exclamó el Conejo, ¡vieja arrastrada, vos sos la que estás metida allí, verdad!. Nada de "Buenas Noches Cueva Mía", yo no soy pendejo, mejor nos vemos otro día...


Una sencilla histora que sonaría mejor en voz de mi amado padre, que hoy está de cumpleaños. ¡Cómo me gustaría que lo escucharan y lo vieran contando los cuentos! Todo un maestro. ¡Feliz Cumpleaños Papi!


Foto: http://www.parquediversiones.com

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