BABOSADAS MIAS Y DEMAS HIERBAS

LA CHACHI, ALOCADA PERIODISTA MUY CHAPINA

04 abril 2006

¿SERA QUE LAS PROCESIONES PESAN COMO LOS PECADOS?

A mí me encanta todo lo que tiene que ver con las procesiones de Semana Santa. Es que me quedo maravillada con tanta belleza. Particularmente me gustan más las de la capital, tal vez por ser mi ciudad y también, porque son preciosas. Las de Antigua no se quedan atrás, claro. Ni se diga del trabajo extraordinario que implica hacer un anda y el pisto que eso lleva.
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Además, admiro muchísimo a las personas que cargan. Ese fervor y la fe con que lo hacen es sencillamente, loable. Tengo unos primos que desde chiquitos y durante mucho tiempo, cargaron en casi todas las procesiones. Tan lindos ellos, tenían listos sus turnos y sus trajes para cargar desde muchos días antes. Ahora dicen que ya cumplieron bastante con la devoción, pero les encanta salir a verlas, como a mí. Pero, cuando eran más patojos, mi tía les decía que mejor, les iba a poner un puesto de frescos en los pasos procesionales, para que al menos sacaran el pisto de los zapatos que gastaban de tanto andar taloneándose las procesiones.

Tradición que tanto mi tía, como mi mamá, dejaron de ejercer desde hace mucho tiempo, cuando aún solteras hace casi 50 años, fueron a una procesión de Santo Domingo y no había nadie que cargara a San Juan; entonces, muy devotas se apuntaron con otras muchachas. Dicen que en toda la ruta, no hubo quién les hiciera gallo y desde que salió el anda por la mañana y hasta que llegó por la tarde, se fueron cargando al santito. Increíble, pero cierto. Dicen que ellas, al menos platicaban, pero las otras dos que venían cargando, todas las horas se fueron mudas, las pobres.
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Creo que con eso purgaron todos sus pecados habidos y por haber. Nosotros no nos imaginamos cómo no pudieron alegar, pero dicen que, como se trataba de una imagen divina, ni modo que la dejaran allí tirada. Lo malo es que regresaron a la casa, medio muertas de cansancio y de la risa, con el hombro y los pies hinchados. Lo bueno es que tienen buen humor.

A mí me fascina salir a ver las procesiones o mirarlas por la tele, especialmente las del Viernes Santo, cuando pasan por la Plaza Central. Pero, para eso de cargar soy mera chambona. Es que creo que me quedé traumada desde una vez cuando era chiquita, que pasó una procesioncita en frente de mi casa. Era la imagen de la Virgen de Dolores y yo, como siempre tan shute, dispuse que quería cargarla.

Me metí entre todo el muchachalito, que como yo, andaban de noveleros y digo que, porque me vieron robustita, rapidito me jalaron para cargar. Ulugrún muchá, ya como a media cuadra, iba yo literalmente, con la lengua de fuera y sudando a chorros. Cómo pesaba la bendita anda y eso que era pequeña, de la iglesita de la colonia. En eso venían unos patojos que cómo jodían y cuando me vieron se empezaron a reír y decían: -¡Miren, miren a la Chachi, a saber cuantos pecadotes tiene encima que ya no aguanta a la Virgen!

No ustedes, si hay quienes tenemos los hombros sensibles y además, no solamente así se purgan los pecados. También, cuántos podría tener yo, así chiquita. Ahora, a lo mejor, pero de eso no les voy platicar, ni modo que confesionario pues.
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El asunto fue que la señora que iba a cargo de la procesión, mejor me sacó rapidito y dijo: -Que se salga esta pobre patojita, se ve que ya no aguanta, de seguro viene desde lejos. Yo me hice la babosa y me salí rapidito, porque de plano no se fijó que por allí nomasito me había metido a cargar. Entonces, sí deseaba que se hiciera realidad el puesto de frescos de mis primitos, para que me invitaran a uno, porque salí de la amontonazon, medio muerta y hasta pesando menos, digo yo. Ya sentía que me pasaba lo que a mi tía y a mi mamá, por andar de acomedidas.
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Así que, a las procesiones voy a admirar el arte, a elevar mi espíritu y a confirmar mi fe con la alegoría y las marchas. Imagínense si todos fuéramos cargadores, no habría gente viéndolas, ni quien tomara fotos y se comiera cuanta charada de hartazón que venden en la calle. Tan sinvergüenza yo, verdad.
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Foto: www.galeriadelcucurucho.com

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4 Comments:

At jueves, 06 abril, 2006, Blogger Hop Hunahpu said...

yo digo que pesan más....especialmente cuando uno no es chaparro y no puede hacerse el loco...

 
At jueves, 06 abril, 2006, Anonymous Anónimo said...

no sé por qué me hace tanta gracia imaginarte de chiquita "robustita" y haciéndote la loca para salirte lo más pronto posible... me he reído un montón, talvez porque sé como me habrías contado la cosa y que nos habríamos atorado de la risa.
también yo creo que las procesiones pesan más que los pecados vos. digamos que los pecados por ratitos pesan más, cuando uno se acuerda y es algo pasajero, en cambio la procesión eso si que debe ser difícil y uno sin poder hacerse el quite por el miedo de provocar una tragedia mayor (que se caiga el santo, por ejemplo)
Nunca en mi vida cargué en una procesión, tuve la dicha o desdicha- no lo sé todavía- de tener padres de ser talvez sí muy creyentes pero algo haraganes para llevar a cabo toda esa demostración de fé como es cargar en las procesiones y otras cosas.
De chiquita me habría gustado hacerlo, por novelería como decís vos y porque me daba no sé qué ver algunas procesiones donde iban todas vestidas de blanco y me imaginaba que si cargaba me iban a comprar el atuendo así todo chilero.

 
At jueves, 06 abril, 2006, Anonymous Anónimo said...

Releo tu post y me vuelvo a morir de la risa... siempre tan especial la chachi :-)

 
At jueves, 13 abril, 2006, Blogger Bretero said...

Saber si pesan como los pecados vos, pero el otro día iba yo cargando y el de adelante se tiró un pedo vos, qué serote, como apestaba. Ni modo que nos quitaramos todos verdad.
Ahi donde te mirás a la mara, con su trajesito de Emporium o con el de cucurucho alquilado, ahi creiditos con sus lentesitos y su vaselina, pero es cocha la mara vos. O de plano sí le pesó mucho la proce.

Ta bueno, saludos pues, y salud para los que no cargan.

 

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