ALGUNOS PIDONES Y MUCHOS HUEVONES

Cada día me indigno más de ver que Guatemala, en la mayoría de las cosas, va para atrás en lugar de ir para adelante. En lo que respecta a pobreza, yo veo que cada vez hay menos empleo y más necesidad. Diga lo que diga el alcalde capitalino, todavía hay más mendigos que chuchos en la calle. Y de los subempleados, ni hablemos, solamente hay que ir a ver la 18 calle.
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Recuerdo que desde hace muchos años, cuando aún estaba estudiando, acostumbraron a subir a las camionetas un montón de vendedores de babosaditas. Que sacapuntas con espejito, que cremas para las hemorroides, que también dicen que sirven para la cara y para tantas cosas más, que por poco la recomiendan para acompañar los frijolitos de la cena, de tan buena que la quieren poner.

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Lo más chistoso es cuando empiezan a decir que cuesta, digamos que 15 quetzales y la empiezan a rebajar: "pero hoy, usted no pagará 15, ni 10, ni 5. Hoy, usted pagará la mínima y accesible cantidad de 3 quetzales y por su compra le regalaremos otra". Ja, a la larga, ya mero la regalan.

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Hace tiempo que no abordo a una camioneta en Guate, pero me cuentan que aún suben merolicos, patojos cantores y de esos que se hacen pasar de sordos, vendiendo estampitas y golosinas, a cambio de pisto.

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Me cuenta una mi prima, que una vez, se subió a una camioneta donde también iban unos estudiantes con cornetas y redoblantes, que venían de un desfile. En eso, se subió también uno de esos dizque sordos a vender sus golosinas con un papelito que decía "soy sordomudo y no tengo para comer, ayúdeme con lo que sea su voluntad". Pero cuando pasó en frente de los muchachos, le tocaron un cornetazo en los oídos y el cuate ha pegado un tremendo brinco.

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Entonces los patojos le gritaron: "!Ese maje no es sordo muchá!". El tipo se bajó asustado y bien bravo al ser descubierto, pero desde abajo les gritó a los patojos que se morían de la risa: "!Hijos de la gran puta!". Así que tampoco era mudo. Dice mi prima que ya ni recogió los poporopos y ella, llegó a la casa comiendo de grolis.

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Pero al menos a ese lo descubrieron, pero hay un ciego de mentiras que se sube solamente a ver a quien le mete mano en la burra. Había otro que se subía con una su guitarra a cantar, todo desafinado. Después pasaba pidiendo pisto. Caminaba por toda la camioneta y luego regresaba al frente y decía: "A todos los que me dieron, que reciban muchos bendiciones, que ganen bastante pisto y que a sus hijos no les pase nada cuando salgan a la calle...pero a los que no me dieron ni mierda, que no les alcance el pisto para nada, que terminen arrastrados, que cuando salgan a la calle, los maten".

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Algran puchis, ese que desgraciado todo lo que deseaba y a la larga, a saber si era ciego de verdad el desventurado.

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Había un patojo al cual le hicimos un reportaje hace algunos años, le decían El Paleta, porque vendía paletas en los buses. Para que salieran bonitas las tomas, nos subimos a la camioneta y yo, me dispuse a darle un quetzal a cada persona que iba sentada, con tal de que se viera gente que le comprara sus paletas. Un poco de producción no hace mal. Pero unos, no sé si sin vergüenza o con tanta necesidad, cuando se vieron con su billetío en la mano, tocaron el timbre y se bajaron. !Ay la gente! Se clavaron el quetzal.

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Pobre patojito tenía ya 15 años y parecía de 10, de tan desnutrido que estaba. Tenía la espalda puro Cristo, de las cueriadas que le pegaba el tata. Decidimos irlo a ver a su casa, bueno a su champa de cartón, para pedirle al papá que ya no le diera riata al pobre patojito. El viejo nos prometió que ya no le iba a pegar, pero de allí nos costó salir porque la gente, cuando nos vio con cámaras, a saber qué pensaron y nos rodearon con palos. Ala, por poco nos linchan.

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Pero el Paleta, les habló y se quedaron medio tranquilos, les dijo que solamente habíamos llegado a hablar con su papá para que ya no le pegara y les enseñó la espalda. Entonces, por poco el linchado es el tata. Tuvimos que intervenir, porque se nos armó la de San Quintín.

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Hicimos el reportaje y hubo gente que le mandó pisto desde Estados Unidos y con eso, el Paleta logró comprar láminas y un montón de cosas para arreglar su casita. Esos reportajes son lindos, muchá.

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Bueno, a veces se trata de gente que verdaderamente está pasando penas, pero otro montón como el sordo y el ciego tentón, deberían de buscar trabajito y no andar haciendo a la gente caer de maje, aprovechándese de su buena voluntad.

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Así que cuando alguien se suba a la camio a pedir pisto, ustedes, mejor delen algo, no vaya a ser que en lugar de bendecirlos les deseen un montón de barbaridades. Siempre y cuando, no sean los ladrones los que les pidan el pisto, porque a los que no les dan, de verdad les hacen todo lo que decía el cieguito.

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Gracias a mi prima la Momis, por contarme la pasada del sordomudo, que hasta las lágrimas me sacó de la risa, cuando me lo relató.

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Foto: http://www.tiwy.com/pais/guatemala/