LAS NOCHES DE ARABIA

Ya dijeron: "La Chachi y el Negrito se fueron a devanar al desierto"...Sí pues ¡Chish pisto!. Ya quisiera echarme un mi colazo, pero está muy fea la cosa por esos lares, además la arena raspa. Nel pastel. Y la mashushaca no es de hule. Mejor les sigo contando de nuestras andanzas por Orlando, Florida.

Llegamos más temprano y como no teníamos ningún plan específico para la tarde del primer día de vacaciones, nos acercamos a un mostrador de novedades en el hotel. Una morenita muy risueña nos ofreció una promoción para irnos a cenar viendo el espectáculo llamado Arabian Nights (Sacato el chiclo).

Nos enseñó unas medias fotías que tenía en un trifoliar y nos dijo que era bien chilero, que había caballos y chicas que bailaban la danza de los 7 velos, la de las espadas y no se que fregados más. Y nos hacía aquella el bailecita de un lado para otro. Puchis dije yo, con eso tal vez se me emociona el Negris pa'más tarde... y como nos las dio algo baratonas (las entradas), decidimos comprarlas.

Lo más tuanix fue que nos dijo que podíamos irnos a pie, porque estaba re-cerquiiita y hasta nos regaló unos cupones pa'chupar de gratis y según ella, regresar cantado abrazados por la calle (sos chara). Incluso nos enseñó que después de un Red Lobster que estaba como a media cuadra, íbamos a encontrar el famoso Arabian Nights.

Ya emocionados, nos fuimos a cambiar de ropa y yo, siempre coquetaza me zampé unas mis sandalias taconudas, que acá por los niuyores aún no se llega el tiempo de poder usar. Así que me puse mis chirajos más apropiados y nos fuimos pues.

Empezamos a volar caite muchá y nada que llegábamos. Aquellas laaargas aceras nunca se terminaban y yo taque....taque...taque....taque...con mis taconcitos y mi bolsita... y dónde que llegábamos. Encotramos unas arboledas preciosas, pero nada de nada. ¡Alagrán! y eso, que aquella dijo que cerquita era. Lo peor es que nadie andaba en las calles muchá. La típica ciudad floridiana que más parece un pueblo fantasma, porque ninguno camina.

Pero como nunca falta un ángel, nos encontramos a un viejito con su chucho, cuando ya nos estábamos empezando a decepcionar porque ya llevábamos como media hora echando pata. Nos indicó que siguiéramos caminando y que en unos 10 minutitos estaríamos allí.

El clima estaba fenomenal, qué bueno porque si no, nos hubiéramos sancochado con el calor que hace por esos lares. O nos hubiésemos inspirado, pensando que andábamos ya atravesando el desierto.

Llegamos al lugar por fin y lo chilero fu que rápidamente nos sirvieron vino en vasos tamaño gigante. Con razón dijo la negrita que le podíamos chupar a lo macizo. Nos sirvieron una cena sencilla, pero rica y empezó el show. Era como un espectáculo con caballos bien topado y hasta salieron unos dizque unicornios. Había un patojo que se parecía mucho al último de los Tarzan López. Lo mantienen entretenido a uno, dándole al vino que sirven en grosería.

Pero en ningún momento vimos chavas echándole al belly dancing, mucho menos velos ni espadas. Mentirosa la vendedorcita. O a lo mejor volaron los velos, mientras nosotros volábamos pata.

De regreso no nos fuimos cantando por la calle, pero sí muertos de risa de lo buena vendedora que fue la negrita, porque de haber sabido que era lejos la cosa, no le hubiéramos comprado ni pura rosca... o yo me hubiese puesto unos mis tenis, ¿verdad muchá? Bueno por lo menos no nos dijo que nos iban a ir a recoger en camello...por poco.