BABOSADAS MIAS Y DEMAS HIERBAS

LA CHACHI, ALOCADA PERIODISTA MUY CHAPINA

13 enero 2010

SEÑOR, NO DESAMPARES A HAITÍ. YO TAMBIÉN VIVÍ UN TERREMOTO.

¿Te acuerdas Señor? Esa noche, nos habíamos quedado bajo el cuidado de mi abuelita, porque mi mamá se había ido a ver a mi papi al interior de la república, donde trabajaba.

Recuerdo que esa noche, me puse de rodillas e hice una oración, pidiendo por todos en la casa. Tenía sólo 6 ó 7 años de edad. Mi madre ya nos había platicado de los rumores de un posible terremoto en Guatemala y aún cuando yo no tenía la más mínima idea de lo que eso era, la escuché cuando nos dijo qué había qué hacer si algo pasaba.

En la madrugada, me levanté al baño y me costó volver a dormir. Escuchaba que los perros ladraban mucho allá afuera. De repente escuché que todo se puso en silencio y un viento atravesó la calle. En pocos segundos, empezó algo que no sabría describir. Entre el miedo y el desconcierto, le pregunté a mi hermana qué pasaba y no sé cómo me dijo ¡es el terremoto! y me puso la cabeza debajo de la almohada, pues estaban cayendo cosas de arriba, escombros creo.

Nadie sabía a ciencia cierta, qué estaba pasando. Mi abuelita entre sueños, pensó que los ladrones estaban levantado el tejado para entrarse. Mi hermano pensó que estaba lloviendo muy fuerte. Mi hermana como pudo se levantó y vio por la ventana que ya había gente en la calle.

Salimos y la gente gritaba, lloraba, no sabía qué hacer. Yo sólamente miraba a todos y quería saber de mis papás. Pero no había luz, ni radios, ni nada. Y yo pensé que habían muerto.

Esa noche la pasamos a media calle, entre cobijas, temblores y miedo. A la mañana siguiente supimos que de una colonia cercana estaban sacando muchos muertos. Algunos fueron a ver, pero regresaron desolados, hechos pedazos y llenos de temor. El aire olía a muerte. Y nosotros, sin saber de mis papás.

Un tío y el esposo de otra tía, nos fueron a ver.

Con la ayuda de unos vecinos, construimos una champa con sábanas. De los días siguientes no recuerdo. De lo único que me acuerdo fue ver la silueta de mi madre, que al cabo de tres días pudo encontrar un medio de transporte. La vi de lejos y llorando la fuimos a encontrar. Mi papi se había quedado en Cobán, pero ambos estaban bien.

Pero muchas familias, nunca más se pudieron reunir.

Yo no sé cómo estábamos nosotros. Pero no hubiese sido por mi abuelita y los vecinos la hubiéramos pasado muy mal.

Los días parecían eternos, Señor. Mucha gente no sobrevivió al terremoto. Desde entonces supe qué era la fiebre tifoidea y lo que significaba una fosa común.

Recuerdo el terremoto como si hubiese sido ayer. Más que cualquier otro acontecimiento de mi vida. Dicen los psicólogos que cuando algo es tan traumático lo recuerda uno claramente, o la mente lo bloquea. No sé qué borré, pero sí sé que esas imágenes y esos sentimientos que hoy escribo, se me quedaron para siempre en la mente y el alma. Sé que muchos que están leyendo este relato, también lo recuerdan perfectamente.

Pienso en la desolación y la incertidumbre de todos. Pienso en el miedo de tantos niños. Pienso en el hambre, en la enfermedad y la necesidad. Pienso en la muerte de tantos hermanos. Pienso en el dolor de los haitianos, porque yo también viví un terremoto.

Yo sé qué es tener miedo, qué es no saber qué hacer, qué es estar sin agua y alimentos, qué es ver a mi tierra devastada por la destrucción y ver a mi gente morir. Mas sólo la fe en tí Señor y la bondad de nuestros hermanos en tu nombre, nos sacó adelante.

Cristo Negro de Esquipulas, milagrosísimo Señor, en tu día te pido que no desampares al pueblo de Haití y socórrenos para ayudarlos. Porque tú mismo dijiste, que nadie puede decir que te ama, si no ama a su prójimo.

Amigos y amigas, el haber vivido un terremoto, tomémoslo en este momento como una ventaja para así considerar a los habitantes de Haití, que entre su gran pobreza, están sufriendo la tragedia que un día algunos a lo mejor como yo, podrán escribir en una página dentro de muchos años. Pero con el mismo o más dolor que yo lo hago ahora.

Es hoy que necesitan de nosotros.

Donemos lo que podamos. Vamos a los centros más cercanos de ayuda para Haití. También aquí hay un par de links para hacerlo. Dios se los pagará.



- RADIO PAZ




Foto: Nicolás Rodríguez.

5 Comments:

At miércoles, 13 enero, 2010, Anonymous Anónimo said...

Yo también lo viví. Tenía 5 años. Los hijos del guardian de la finca, a quienes conocía, murieron aplastados, allí no quedó nada. En la cuadra en donde vivían mis abuelos habían varias casas en que sólo se apreciaba el piso, completamente planas... la de mis abuelos hubo que tirarla al suelo y hacer una nueva. Mi casita aguantó, vivo actualmente en la misma casa. Es duro. Mi novia es algo joven y no le tiene mucho miedo a los temblores, pero es porque no vivió lo que vivimos nosotros.
Mauricio.

 
At jueves, 14 enero, 2010, Blogger Unknown said...

Yo no recuerdo el terremono, pero mi hermano si... recuerdo que mas o menos en los 90 hubieron muchos temblores muy fuertes, y mi hermano siempre corria a ver donde estabamos. Debe ser terrible.

Yo me uno, Sr. de Esquipulas, al pedido de Chachi, ayuda a nuestros hermanos haitianos, ahora que lo necesitan y permiteles salir adelante, dales consuelo en su dolor y recibe a quienes se han ido ya de nuestro lado. Dales fuerza y esperanza...

 
At jueves, 14 enero, 2010, Anonymous Jose Guerreo said...

Tanto los Guatemaltecos y los Salvadoreños tenemos la misma experiencia, vivir terremotos es algo que nos pusieron en el paquete y sabemos muy bien lo dificil que es. Me uno a tu oracion Chachy y al pedido de ayuda para nuestros hermanos Haitianos.

 
At martes, 19 enero, 2010, Blogger Carlos el Narrador said...

Hola Chachi

Aquí en Perú, todavía seguimos co la seecuela del sismo en Pisco de hace dos años... creo fue el terremoto más largo en duración que me toco vivir, algunos afirman casi dos minutos.

Triste lo de Haiti. País que se afirma, es imposible.

Por ahora es noticia de tragedia natural, pero este lugar, es castigado de continuo, por la corrupción de sus gobernantes. A pesar de la dimensión de catastrofe que tiene la impunidad y el latrocinio, jamás mereció la atención mundial, salvo las acciones, que garatizaran, que todo cambié, para que al final siga igual.

Dios ampare a Haití.

Carlos el baterillero

 
At miércoles, 20 enero, 2010, Blogger klavaza said...

Cómo olvidar el terremoto del 76, Chachi, fue espantoso. El de Haití es de horror y ha sacado a luz para muchos la terrible miseria de ese país. Hay que ayudar, con lo que se pueda.

 

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