BABOSADAS MIAS Y DEMAS HIERBAS

LA CHACHI, ALOCADA PERIODISTA MUY CHAPINA

26 julio 2011

UN DIA INOLVIDABLE: HACIA EL ALTAR

Íbamos ya en la limo y mi corazón palpitaba cada vez más rápido. Me sentía nerviosa y no podía evitarlo. Pensaba en que  si las flores llegaron, si todo estaría listo ya...Pero al mismo tiempo pensaba en mi madre, en lo lindo que hubiese sido que ella fuera también en ese automóvil, viéndome vestida de blanco, diciéndome lo bonita que lucía, como sólo una madre puede decirlo.. Me hizo tanta falta...

El camino fue lindo, Dios me regaló un día lleno de sol y con el color de la primavera, adornó mi camino hacia ese lugar hermoso, donde el agua y las flores me esperaban junto a mi Negrito.  

Llegamos y en la entrada, había un grupo de amigos esperándome. Me tomaron fotos, me aplaudieron, me hicieron sentir bellísima.  Me dieron el ramo, que estaba precioso con rosas cremitas y amarillas, orquídeas bebé y diamantitos. Allí también, una compañera de trabajo me puso su anillo azul, para que completara mi ajuar con algo viejo, algo nuevo, algo prestado y algo azul. 
 
Porque se me había olvidado contarles que antes de salir de casa, mi hermana me preguntó si llevaba algo viejo (además, del novio nada, pensé), y efectivamente no tenía nada.  Entonces sacó de una bolsita típica un corazón de plata que desde que me acuerdo mi mamá tenía entre sus sencillos tesoros.  ¡Tantos recuerdos vinieron a mi mente! Es tan hermoso, poque es como un guardapelo, que al abrirlo lleva un rosario adentro. Encima 4 letras: ROMA, pero si se pone al revés, dice AMOR. Lo tomé y lo puse en mi corazón.  Allí fue donde decidí entrar con el velo en la cara, en honor a mi madre, como ella hubiese querido verme. 

En aquél precioso lugar de fuentes y flores, todo estaba listo. Me subieron a una suite y me dejaron allí solita, porque todos se fueron al último ensayo.  Aproveché para sentarme y concentrarme en todo lo que me estaba pasando, quería guardar todo en mi memoria. No fue mucho tiempo, a los pocos minutos entraron a tomarme unas fotos y empezó de nuevo el relajo.  Empezamos a bajar y vi aquel jardín hermoso en todo su esplendor, al horizonte, el mar.  Ese era mi día, ese era mi momento y lo iba a vivir intensamente.

Llegué a la entrada  rodeada de la gente del lugar, los encargados del evento estaban poniendo su mejor empeño en que todo saliera bien. Y así fue. A unos pasos de la entrada a  la capilla, del brazo de mi papá, vi que entró el cortejo nupcial y escuché a lo lejos Sunrise Sunset, la melodía del Violinista en el Tejado, que había pedido especialmente para ese momento.  

Se cerraron las puertas y nos pararon en la entrada.  Todo el mundo caminaba a mi alrededor, chequeándome el vestido, el velo, la cola, el ramo.  Se abrieron las puertas de nuevo y empezó la introducción del Bridal Chorus de Warner. Entonces le dije a mi papá en voz baja: "Despacito papi, lo más despacio que se pueda"....y empezamos a caminar hacia el altar.

Sé que no soy la primera en sentir esa emoción indescriptible que se experimenta en ese trayecto tan corto, pero que se queda en la memoria para toda la vida.  Quería alargar ese instante lo más que se pudiera...

Quisiera que existiera una pildorita que uno pudiese tomar para volver a sentir en el corazón ese momento tan especial.  No podía aguantar las ganas de llorar...y a través del velo y las lágrimas que hacía un gran esfuerzo porque no salieran, miraba a toda la gente que me veía con gran cariño mientras cruzaba esa capilla.  Saber que estaban allí porque es gente importante en mi vida.  Gente que llegó de cerca, familiares amigos que llegaron de lejos, simplemente a acompañarnos en ese día lleno de amor.

Ese Bridal Chorus retumbaba...de veras que desquitaron la paga los músicos...

Y al final, de pie al lado de un arco de flores, estaba mi amor, con sus ojos brillantes y llorosos de emoción.  ¡Estaba tan guapo, con su traje de novio!.  Mi papá me levantó el velo y me entregó con él (claro que le dio su discursito).   Caminamos ya juntitos hacia el altar y allí tomados de las manos empezamos la ceremonia que uniría nuestras vidas...  (Bueno, ya habíamos juntado petates, pero no era suficiente).

Antes de los votos, mi hermano cantó el Ave María de Shubert y le quedó espectacular...al terminar, besó mi mano. ¡Precioso!

Llegó el momento de leer el uno al otro, lo que cada uno significaba, el porqué de estar allí, dispuestos a pasar el resto de la vida juntos.  Yo apenas pude leerlo, estaba muy emocionada. Tantas veces que me he parado ante un público a hablar y hablar...y ahora no podía ni siquiera leer los votos a mi futuro esposo.  Fue bello, cuando le dije: "Te amo con todo mi corazón", los sollozos casi no me dejaron terminar.  Luego mi Negrito me leyó unas palabras tan hermosas y tan sentidas y al final me dijo: "Te amo y te amaré por siempre".

Seguidamente el juramento  y el decir "Sí, acepto.   Bueno en Inglés el famoso "I do".

Luego, vino el intercambio de anillos.  otro momento maravilloso, junto a la Lectura de San Pablo "I Corintios Cap. 13", que habla sobre qué es el amor.    Nuestro amigo, el director del ministerio hispano de la Iglesia de San Patricio, nos hizo favor de leerla y explicarla.  Al final, nos regaló una bellísima Biblia, diciéndonos: "cuando la tempestad azote, vuelvan a las bases, vuelvan a la Biblia".

¡¡No podía estar la boda más hermosa!!  Luego, la ceremonia de las arras, para la prosperidad y la unidad, donde mi amigo JC quien voló desde Guatemala para ser el padrino de este bellísmo ritual.  Y para sellar, con una gran alegría, escuchamos las palabras: "Los declaro Marido y Mujer"...."Puedes besar a tu bellísima esposa".

Tras nuestro primer beso de esposos, volteamos y allí estaban todos, aplaudiéndonos, compartiendo nuestra alegría.  Los músicos empezaron a tocar  la Marcha Nupcial y salimos tan felices.

Juntos mi Negrito y yo, hicimos realidad el sueño.  Nos esforzamos, nos desvelamos, trabajamos hasta el último momento para vivir la alegría de unir nuestras vidas en una boda que nos quedó sencilla, pero hermosa.  Ya no pensé que yo a lo mejor estaba pasadita de peso y tal vez de años...no. Sea una boda grande, o algo pequeño, lo importante es el amor y las ganas de llegar a ese instante maravilloso.

Nuestro primer baile fue aquella del Elvis, I Cant Help Falling In Love With You,  que habíamos ensayado, pero al final se nos olvidó un poco, por la emoción. Disfrutamos cada segundo, casi no comimos, porque siempre alguien quería tomarse una foto con nosotros o teníamos algo que hacer, que si el brindis, que si el baile, que si el pastel, que si tirar el ramo y la liga...  Pero qué más da, ya habíamos comido en todos los cocteles previos a la boda.

Al final,  llegó el vals con mi papá, había escogido "Noche de Luna entre Ruinas", pero en el momento falló el CD y no sonó...entonces el DJ, me dijo, tengo éste, e hizo sonar aquel vals tan lindo de Ion Ivanovici  "Waves of the Danube", no pudo haber escogido uno más bello. Fueron instantes hermosos, de donde salieron fotos muy especiales.  Bailé la mitad con mi padre y luego él me entregó con mi Negrito.


Mientras daba vueltas bailando aquel vals maravilloso, mi papá me dijo que le recordaba a mi madre...entonces quise verla de nuevo mirándome entre la gente....y saben qué, la encontré: en los ojos de mi hermano, en la sonrisa de mi hermana, en los rizos de mi sobrino el más pequeño, en las manos de mi sobrina que me hizo el peinado (mi madre era estilista profesional), en mis pasos de baile...  Allí estuvo ella siempre, junto a mi y aquí seguirá. 

Terminó la fiesta....pero empezó la nueva historia de amor para mi Negrito y para mí.  



Ahhh...y no crean que se me olvidó, cuando empecé a caminar del brazo de mi papá, cumplí lo que escribí tempranito ese día a mis amigos del Facebook: Pensé en todos y cada uno de ustedes, cuando iba camino al altar.

Oro, porque ninguna mujer se quede sin vivir la ilusión de su boda y que todos los caballeros tengan las posibilidades, las ganas y el amor, para darles a sus novias ese bello e inolvidable obsequio.

Como dice mi Negrito: Ese es un día para dos.

¡¡Besitos y bendiciones!!

10 julio 2011

UN DIA INOLVIDABLE

Ya ha pasado un poco más de un mes y no había podido sentarme a escribir y contarles los pormenores de nuestra boda.  Púchica, de veras que tanto tiempo planeando el gran día y todo se termina en pocas horas. ¡Ah!, pero valió la pena cada instante invertido, porque todo quedó como queríamos y hasta mejor.  Bueno, el cachudo siempre anda viendo cómo le aguada la fiesta a uno, pero cuando impera el amor, todo es felicidad.

Desde la probada del vestido, las cosas empezaron a pintar bonito.  Como a  mi me llegó este bello momento ya un poquito entradita en años, pues por mucho tiempo soñé llegar a ese día tan especial.  Fue tan emocionante probarme varios vestidos hasta encontrar el ideal.  Subirse en ese bastidor  y que te pongan todos los fierros encima.  Lo único que pensaba cuando el modista me puso el velo, era: "Ojalá estuviera aquí mi mamá para verme".  Pero de seguro andaba por allí doña Cris.

Lo chistoso muchá, es que yo pensé que aquí la onda era igual que por allá por "donde nos", que  le venden a uno el ajuar completo: vestido, velo, guantes, zapatos ramo de la novia, el ramito del novio, la liga, los cojines, el lazo y las arras. NOOOOOOO, aquí va todo por separado. Y cuando me llegó la cuenta de todo a mi casa, me fui de fondillo, al ver la cuentona, que todavía estoy pagando...

Por un momento se me vino el flashazo, de cuando me llevaron mis papás a comprar el vestido para mi primera comunión, hasta con bolsa, candela y zapatos, costó ¡¡Q.12.00 quetzales!!  Bueno, definitivamente eran otros tiempos.  (auuuuuuuuu, dijo el coyote)

Luego, a escoger el lugar.  Eso estuvo topado, porque entre que íbamos de un lado a otro, nos invitaban a cocteles y comelonas, para dizque probar las comidas...pero aquí tiran la casa por la ventana y se avientan tremendas parradas con música en vivo, pastel,  guaro y de todo, para que la gente se anime a reservar en los lugares.  Yo quería algo cerca del agua.  Pensé en hacer la ceremonia frente al mar, también fui a ver en un lago, pero nel, no encontraba el lugar que lo tuviera todo. Hasta que encontramos uno fabuloso, que no me arrepiento en ningún momento haberlo escogido. Tenía fuentes, flores por todos lados, y el mar en frente.  Lo mejor que tenía una capilla, para hacer allí la ceremonia.

Ya con lo principal: el lugar, el vestido, el novio y la novia.  Había que dedicarse a los detalles. Eso sí que quita tiempo: que si las invitaciones, que si la lista de invitados, que si el acomodo de las mesas, que si las flores, que si los violines para la ceremonia, que si la música para el Coctel, que si el DJ, que si el pastel, que si las fotos, que si los centros de mesa, que si los recuerditos, que si los carros, que si el bouquet, que si el peinado, que los zapatos, el maquillaje, la dieta, las mascarillas,  que dónde vamos a acomodar a la familia, que sí a donde vamos de luna de miel...¡Ah! sí, y por último, el traje del novio. Dichosos los hombres, no tienen que pensar en tanta charada.

Nunca pensé que había que invertir tanto tiempo, esfuerzo y dedicación a una boda. Y lo peor fue, que yo no tenía quién me ayudara, sólo éramos el Negris, la dama de honor (que algo iba haciendo) y yo.

Ultimados los detalles (que aquí entre nos, nunca se ultiman), cuando sentimos, se pasaron los meses volando y  ya faltaba sólo una semana para el gran día. 

Estuve de pruebas y pruebas de vestidos y siempre le encotrábamos algo.  Por fin me lo dieron unos  días antes...todo estaba bien.  Ya estaba todo listo y empezó a venir la familia. Eso me emocionó tantísimo. Teníamos muchos años de no estar juntos. ¡Esas son bendiciones de Dios!

Eran ya sólo unos días para la boda y yo sentía siempre que algo faltaba.  Si uno no se cuida, la ansiedad se lo come. Ya quería que se llegara el día, para salir de todo. Demasiada tensión y pisto. Les decía, "lástima que sea mi boda, si no yo hacía todo": flores, video, fotos...bueno, pero casi. Y aquí todo tan caro.

Vino mi familia y yo quería estar con ellos a cada instante, pero siempre había algo que hacer y todas las noches me acostaba tarde.  No podía ser, me sentía cansada y odiaba la idea de llegar ojerosa a mi boda. Pero, un día antes me declaré "No available, no exceptions", tenía que estar un día conmigo misma. Ser yo, ver lo de mi pelo, mis uñas, ultimar todo para el maquillaje...Debía hacerlo pues la ceremonia empezaba el domingo al mediodía y ya ven cómo la mañana se pasa rapidísimo.  El Negrito distrajo a la familia  y yo tuve tiempo para los detallitos.  

La noche antes tuvimos tanto que hacer, que al Negris ya se le estaba olvidando escribir sus votos e imprimirlos.  ¡¡De habérsele olvidado iba a ser catastrófico!! Pero aunque sea a media noche, los terminó (hombres, hombres, que todo lo dejan para última hora). 

La ventaja de vivir juntos desde hace 5 años, fue que nadie tuvo que irse para su  casa y antes de dormir, hicimos nuestra oración, pidiendo a Dios bendiciones.  

Se llegó el día de la boda y había que levantarse temprano para estar listos a tiempo.  El Negris tenía que irse a cambiar a otra casa, allí estaban mi papá y hermano.  Pero el patojo no se apuraba y ya mero que lo sacaba a empujones de la casa, para que me dejara desempacar el vestido (pues no tenía que verlo) y empezar de lleno con mis arreglos.  ¡Padre celestial!, parece que algo que había comido me provocó una alergia y tenía ronchitas en el cuello y en la cara. A lo mejor fue por la tensión también, pero el Negrito trató de tranquilizarme y pensar que con el maquillaje todo se iba a tapar.  

Por fin se fue aquél uno, y en eso llegaron mi hermana, mi sobrina y el nene, que fue el caballero de los anillos, que lo vistieron precioso.

Mi sobrinita me peinó y ya con casi todo puesto, llegó la maquillista. Esa se tardó como una hora, qué barbaridad, y al final no me dejó tan bien, al menos como yo quería (bueno, milagros tampoco).  En eso, llegó mi papá y allí me empecé a poner nerviosa, porque eso significaba que el Negris y mi hermano, ya iban para el lugar de la ceremonia.   

De repente, alguien grita abajo: "Ya llegó la limo!....¡Señor! y yo todavía en los últimos toques del maquillaje. Nos apuramos  y quería hacer pipí antes de ponerme el vestido, pues luego, me iba a costar muchísimo...Ay no, a  estar ocupado el baño. No puede ser, eso me puso más nerviosa... 

Bien, tenía que guardar la calma. No eran tan tarde tampoco, creo que la Limo llegó un poco más temprano.   Bien, llegó la hora de ponerme el vestido.  Mi hermana me ayudó y qué creen....¡¡me quedó flojo de cintura!!. No sé qué pasó, si hacía 10 días que me lo había probado la última vez.  Era un strapless y qué bueno que de busto me quedó bien, si no, se me hubiese caído.  La verdad, me sentía incómoda, imaginaba que me veía como los gigantones de las ferias...

Pero, las muchachas y mi papá me convencieron que todo estaba bien (la verdad, no sé si  me dijeron eso porque ya no había nada que hacer).  Al menos no me quedó apretado, eso sí que hubiera estado jodido.  Ya con la tiara y el velo puesto, las cosas pintaron mucho mejor.
Entonces, a bajar para irnos al gran momento...confieso que estaba muy nerviosa, pues quería que todo quedara bien.  Abordamos la limo y allí empecé a vivir el gran sueño hecho realidad....




Continuará...


Foto: N. DeLeon-Calvi