BABOSADAS MIAS Y DEMAS HIERBAS

LA CHACHI, ALOCADA PERIODISTA MUY CHAPINA

31 octubre 2013

LÁPIDAS Y EPITAFIOS AL GUSTO DEL CLIENTE

"Nariz de chucho y de periodista, rapidito sigue la pista", ese es un dicho que nos describe muy bien, especialmente a los que tenemos algunos añitos en el arte de buscar historias o situaciones que salen de lo cotidiano.

Lo que pasa es que yo, así esté de vacaciones o sin mucho chance, siempre ando encontrando cosas para hacer algún reportaje. Y a la gente le digo: "cuénteme lo que sea, aunque usted piense que no tiene importancia, tal vez yo le encuentro la vuelta"... (Vueltegato le han dado a muchos colegas por andar metiendo la nariz donde no los llaman, pero eso es otra historia, que recuérdenme después, que se las tengo que contar).

Fíjense que el otro día andábamos paseando por acá donde "a yo vivo" (dijo Chito), o sea Long Island, New York, y me sorpendí cuando vi que en el jardín de unas casas había pequeños cementerios. "!Uy, ya no caben los muertitos!", pensé. Y es que aquí no es raro ver que algunas iglesias estén rodeadas de tumbas y muchas re-viejas, de hasta más de 200 años. Da miediquis. Parece el cementerio de Thriller.

Pero allí al lado de la acera, encontrarse un montón de lápidas y monumentos mortuarios, como que no es muy alegre que digamos. Así que estacionamos el carro y nos fuimos a averiguar qué fregados era eso.
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Bueno, en frente había un gran cementerio, que más parecía estadio esa cosa. Pero en esa misma calle, estaban algunas casas rodeadas de tumbitas, tanto en el jardín de enfrente como en los lados y el patio de atrás. 

Me atreví a acercarme y observé que se trataban de lo que nosotros llamamos "Marmolerías", pero acá exhiben su trabajo en los jardines, algo así como para que el cliente se inspire y se imagine cómo se va a ver en el mero cementrio. !Puchis! 

Entonces,  entré para hablar con alguien que me hiciera favor de contarme bien el cuento de los panteones a domicilio. Me encontré al mero fundador de esa costumbre un tanto tétrica. Me contó que cuando empezó, tenía una pequeña fábrica en su casa y ponía a exhibir su trabajo en el jardín. Luego, las leyes estipularon que no podía tenerse un negocio en casa y por eso, tuvieron mudarse y la empresa seguiría estando en el mismo lugar, donde los clientes acostumbraban ir.

Así que por eso parece que los monumentos y lápidas estan en una casa común y corriente. Algunos otros los han imitado, comprando casas cerca del cementerio para convertirlas en "displays" funerarios.

Bueno, los que no estamos acostumbrados a ver eso, claro que nos sorprende. Imaginen ustedes el jardín de su casa convertido en cementerio (de mentiras, pero lo aparenta). Y da cosa, también, no vaya a ser que deveras esté alguno por allí enterrado, aprovechando el espacio. 

Lo más chistoso es que el dueño ahora tiene una nueva oferta para todos aquellos que en vida, quieran estar seguros de cómo va a lucir su "morada eterna". Así que ha hecho un paquete de "Venga y hágalo usted mismo", o sea que la gente puede pedir cómo quiere el diseño de su futura tumba.
 
Se lo diseñan en computadora. Pero lo mejor es el Epitafio donde la frase común, "Tan bueno que era", ya no sería suficiente. Allí se puede ordenar que vaya inscrito en letras de oro, si se puede, las palabras más hermosas que se deseen, como para ser recordado de la mejor forma. Elogios y hasta mentiras, todo se vale después de pasar al más allá.

Ustedes pueden escribir allí que fueron buenos, dulces, fieles, altruistas, corteses, trabajadores, buenos hijos, excelentes padres, amantes inagotables, pilotos educados y hasta si quieren, que fueron caseros de la Jennifer López o novias de Brad Pit, o astronautas y visitaron Marte. Todo lo que deseen, siempre y cuando se pague por anticipado, claro.

Si quieren lo dejan ordenado para cuando se ofrezca (Que Dios quiera sea dentro de muchísimos años), o por aquello de las desconfianzas, se los esculpen de una vez y lo llevan para su casa. De paso lo pueden poner en el jardín, para darse una idea. Pero eso pienso que ya sería demasiado macabro...
 
Entonces, se me ocurre ahora preguntarles lo siguiente:
Si pudieran escribir ustedes mismos su Epitafio, para dejarlo plasmado en una lápida ¿Cómo les gustaría ser recordados para la enternidad?


UN SALUDO HASTA EL CIELO, A MI AMADA MADRECITA Y A TODOS NUESTROS SERES AMADOS QUE YA SE FUERON...ELLOS SÍ QUE "TAN BUENOS QUE ERAN".






Fotos: Luis Sagal.  Háganle click a la foto, se ve tuanix.

04 octubre 2013

¡YA REGRESÉ MUCHÁ!

"Ya vine de donde andaba, se me concedió volver", dijo don Tono, ahora  sí que la amapolita, se las voy a quedar debiendo muchades, por aquello de las decomisadas y las malas interpretaciones.  Para los que no saben de qué puñetera cosa estoy hablando, es primeramente de la canción ranchera de don Antonio Aguilar que se llama "El Ausente" y que, como decía una doñita, es más vieja que'l ventoso y la ponían en la Radio Mundial hace como mil años. De lo otro que estoy hablando es que andaba yo medio perdidona en las mieles de la vagancia y ya hace tiempo que no escribía nada en estas empolvadas hojas electrónicas de mi viejo, pero bien querido Blog.  Así que que aquí estoy, ya llegué, pa' servirle a usté...¿verdad usté?

La onda es que entre que me ha pegado ese mal de última moda que se llama La Fibromialgia, revuelta con la Artritis Reumatoidea, ya como que se me adelantó la vejez y ando sólo con dolamas por todos lados y a veces, sin ganas de hacer ni máis y con eso, que ningua medicina me hace, pues ya voy "piorsh", dijo el chunto.  

Ah, pero dejemos a un lado las chaquirrias y déjenme contarles que para olvidarme un poco de ellas, nos fuimos con mi Negris a dar una vuelta allá por donde el mundo se parte en dos, aquél uno se abrió y me llevó por fin a conocer ¡los Ecuadores!

Sí, nos fuimos a Ecuador y qué chulada muchá.  Bueno, viviendo acá en New York, con tanto Ñaño* por todos lados, como que lo único que cambia uno es de territorio, porque las comidas y modos de hablar ya se van aprendiendo poco a poco, especialmente si se va a dar una vuelta a la Roosevelt Ave, en Queens. 

Bien, la cosa es que decidí irme a conocer la tierrita del Negrito y de paso ver cómo se siente vivir en el otro hemisferio de la tierra, yo que siempre he estado de este lado y nunca me había ido tan allá, ni cuando fui a ver a los otros negritos, al atravesar el Estrecho de Gibraltar,  en el África.  No llegué hasta abajo, nomás allí a ver algunos turbantes.

Pero ahora sí, patojos, allá en Ecuador sentí los vientos del otro lado del mundo y me convencí de que están bastante parecidos a este lado. Bueno, al menos me desengañé.  

Lo primero que vi fue la hermosa ciudad de Guayaquil...¡Puchis! de repente sentí como que había llegado a Miami, ustedes, no sólo por el calor de la gran puchis que hace, sino porque se ve muy chula la ciudad, muy moderna y llena de luz.  Un poquitío desordenada en el centro no más, pero nada comparado con la Avenida Bolívar de Guatemala, que es un sólo merequetengue con todo y buses con gente colgando.  Eso sí que no vi para nada en Ecuador, ni las jarrillas de camioneta, ni cristianos encaramados, ni guindando.  Muy bonito pero,  ¡cómo hablan los guayacos hombre!

Amanecimos en Guayaquil y pude concoer el centro de la ciudad, así como también el famoso Malecón 2,000, donde caminamos agarraditos de la mano, viendo el Río Guayas y la variedad de atracciones que hay por allí. Con decirles que hasta me encontré una máquina de coser antigua y me puse a buscarle el modo.  Luego supe que era de la Marina Ecuatoriana, porque al lado estaba la gorrita del que la estaba cuidando, pero como que en ese ratito se fue al baño, porque la dejó olvidada y en un descuidito me la puse, de mica, para tomarme la foto que encabeza este post.    Lástima que teníamos poco tiempo, porque estaba haciendo muy bonito clima, especialmente para mis huesitos reumáticos.

Pero, como nuestro destino final era la ciudad de Cuenca, nos tuvimos que apurar y después de almorzar unas empanadas de verde y de morocho, nos fuimos al aeropuerto a tomar el avioncito para encaminarnos a la Atenas del Ecuador.  Y cuando digo avioncito, es literal muchá...púchica, qué miedo me dio cuando vi aquél animalito tan chiquitío al  que nos íbamos a subir.  En mi pu...ra y cosmopilita vida, jamás me había subido en un avioncitío tan chiquito. De juguete parecía...¡Uy no, uy no!, desde que lo vi de afuera, me estaba haciendo ojitos el enanito ése, como haciendo planes de la bendita hamaqueada que nos iba a pegar.

¡Ya me regresaba muchá!, pero como siempre digo !Arriba los valientes!, no tuve otra que hacerle honor al dicho de mi señor padre y me dije "vos Chachi, si no te le has ahuevado a un Aravá, ni a ir colgando las patas de un Bell 206L Ranger para cubrir una nota, mucho menos te le vas a amilanar a este juguetío".  Así que sin pensarlo mucho, entré a ese dizque avión de la TAME, que más parecía ruletero pa' Jocotales, de tan pequeñito.

Arrepentida muchá ¡por la grandiosísima  pu...nta del Pichincha!, qué mal nos trató el engendro de aeroplano ése, que pa'rriba, que pa'bajo...,¡puchis hombre, parecía la Rueda de Chicago, revuelta con El Pulpo y las sillas voladoras!. LA TORRE DEL TERROR que les conté hace tiempo, era una niñería al lado de eso.

Lo que pasa es que no sólo son tan pequeños esos dizque aviones, sino que como van de la costa a la sierra, tienen que elevarse por encima de los Andes para no estrellarse en ninguna cúspide por allí y, de paso, vuelan encima de precipicios y del Parque Nacional Cajas que es una maravilla llena de lagunas y cascadas, pues ya se imaginarán cómo se sentía la jaloneada.  Ya me veía yo cayendo entre las pepescas heladas, heladas.

Al llegar, me pesaba todo ustedes, tanto que me preocupé, pero era sólo el susto.  Lo único que quería era bajarme de esa cosa, y por allí en un reflejito vi que llevaba yo ¡una cara! con todo el pelo parado y los ojos hundidos del tremendo hamaqueón que nos pegó el avión.  Y lo jodido fue, que en la Terminal, había familiares de mi esposo, literalmente tomándonos la película con cámaras en mano. Yo mejor me hice la babosa por allí y escondí la cara de   gallina quish, con la que llegué a la hermosa, muy noble y muy leal ciudad de Cuenca de Santa Ana de los Cuatro Ríos. 

Así de elegante como nuestra Antigua Guatemala, resuena el nombre y el esplendor de esta maravillosa ciudad, que  tendré el honor de mencionar en este humilde y ya desenpolvado Blog, pues merece más que un Post completo de esta sencilla servidora de ustedes.

Mientras tanto, saco de su caja el sombrero de Paja Toquilla, única en el mundo y oriunda de esa tierra, para ponérmelo y luego quitármelo para saludar con el lujo merecido a esa bella ciudad, y así contarles mis andanzas por la Cuenca de mi amado Negrito.




Hasta mi próxima sentadita en la compu...¡Ay no se me olvida aún el susto del avioncito pizarrín, aquél! #$&/&"*+



*Ñaño: modismo ecuatoriano para llamarse entre hermanos y a veces, entre amigos.  En el exterior, se les llama así a todos los ecuatorianos. 

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