LA PACA NACA Y SU RATA

Puchis, solo chulo no le dice: que animal rastrero, adefesio mal hecho y hasta espectro del infierno, le avienta en un ratito. Por lo oído, como que el susodicho era un reverendo desgraciado y como que decirle "hijo de tantas", era poquito.
La otra noche, yo estaba con un insomnio de la fregada y pasando los canales, me encontré con la robusta humanidad de esta tal Paquita, que me asustó, no por gordis, ya que hasta se me ocurrió que una su foto, podría servirme para ponerla en la puerta de la refri y tener una referencia del camino que llevo si me sigo hartando. Y poquito me falta.
Tampoco el susto fue por su peinado tieso, ni sus ojos de liendre aplastada, tampoco la cara de fuchi que se gasta, pareciera que siempre cargara una tripa hecha nudo, por lo que aprovecha para evacuar oralmente una ensarta de insultos y decepciones que tanto mujeres como hombres, le aplauden. ¡Hasta dónde ha llegado el ser humano!
No. Lo que me asustó fue el escuchar que a pesar de no ser para nada una modelo de pasarela, según sus canciones tiene suficiente pegue para engañar al hombre que odia y desprecia, con tres diferentes clientes. Dicen que le quemó el rancho primero, por coraje, el segundo, por capricho y el tercero, por placer. ¡Lujo!
También le canta a un tipo, que seguro no es su marido, y le pide que le pierda el respeto, que no se haga el educado, que ya le sabe el modo y que se atasque ahora que hay lodo. Ya coches, dije yo.
Y suda como ídem, la pobrecita. Se le pone la frente, como revés de escudilla de barro de tan brillosa. Esa sí que no es estreñida de poros.
¡Ja! De repente se puso a cantar una su canción que me dejó pasmada de principio. Decía algo así como que el primero que se echó, le dio pena y hasta repite que ella no es mujer...pero aclara, que le guste jugar con fuego. Que el segundo que se echó, la hizo sentir mujer bonita (¡Ala! lo menos la Julia Roberts, pensé yo).
Que el tercero que se echó, la emborrachó de placer y que hasta el nombre se le olvidó. Por último pide algo así como que le sirvan el cuarto vaso de vino. ¡Uf! Era guaro y yo pensando que fulanos. Pero después de oír tanta canción de caseros, como para que no pensara mal.
De lo que realmente estoy conciente es que esta doña, es un ejemplo para toda aquélla que piense que hay que tener una cara preciosa, ser medio anoréxica y hasta enseñar las chiches y el fundío para tener éxito. Que la persona que realmente tiene pasión por lo que hace, aunque sea la música de cantina y puras maltratadas, sale adelante. Si hasta para mentarle la madre a alguien hay que tener modo y vocación.
Allí donde la ven, yo creo que llena más estadios que esas que bailan de sombrero y casi desnudas. Así con su cinturita de a metro y medio, su carita de chucho boxer, su arrolladora personalidad de tetunte y una dulce voz de aguardentosa, su sentimiento le llega a cierto tipo de mara.
Demuestra también que tampoco necesita usar una talla 5, para echarse su buenas tiradas, pues sé de buena fuente que tiene muchos admiradores. Como digo, para todo hay gustos.
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Cuentan que, a pesar de los pesares, es muy buena gente y que la vida la ha devanado un su buen cacho. Por lo que, en mi humilde opinión, la Paquita encontró su vocación en las canciones placeras y no necesitó de gran cosa ni de bajar una sola libra. Simplemente aprovecharse de su propio sufrimiento para cantar con feeling, hurgándole a la traición y al despecho, que por lo visto, es lo que abunda en el gusto de la popularidad.
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De todo y todos se aprende muchá, hasta de la muquedad o de la naquería, como dicen los mexicanos.
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“¿Estás oyendo inútil?”.
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