BABOSADAS MIAS Y DEMAS HIERBAS

LA CHACHI, ALOCADA PERIODISTA MUY CHAPINA

28 diciembre 2007

ESAS FIESTAS DE FIN DE AÑO Y DEMAS HIERBAS

Yo creía que sólo en Guate andaban buscando fiesta para encontrar la manera de echarse el cuto, pero aquí en USA, la mara celebra todo lo que puede. Especialmente a finales de año se juntan las celebraciones de todas las religiones y costumbres y pareciera que cada día hay algún pretexto para hartarse y armar buruca.

Los chinos, por ejemplo, celebran el Solsticio de Invierno que inicia las preparaciones del Año Nuevo Chino . Los Hindúes celebran el Festival de las Luces o Diwali que festeja el poder del bien sobre el mal. Los judíos conmemoran Hanukkah (O festividad de las luminarias) cuando celebran la derrota los helenos y la recuperación de la independencia judía a manos de los macabeos; muy especialmente el milagro del aceite en la lámpara que ardió por 8 días.

Pero lo curioso es que la mayoría (aquí), cristianos o no, apoyan la Navidad y organizan parrandas para ir a comer, chupar y bailar. Lo que nosotros conocemos como convivios, aquí se llaman Christmas Parties. Y allá van todos a darle a la hartazón y al caitazo.

Yo creo que lo más importante es el compartir con aquellos con los cuales pasamos muchas horas al día y con quienes la mayoría del tiempo hablamos de trabajo. Es un momento ideal para convivir y conocerse mejor. La unión, al fin y al cabo, es lo que persiguen cualquiera de las celebraciones, así seamos hispanos chinos, coreanos, persas, hindúes, rusos, anglos o italianos.

Este fin de año, la fiesta de la oficina fue en un lugar muy lujoso de Long Island, NY. Lo malo es que es un tanto extraviado y cuesta dar hasta con mapa en mano, porque está situado entre bosques. Como siempre, el Negrito y yo, vamos juntitos a todas partes (como dijo León, familia que parrandea unida, permanece unida), y ésta vez no vacilamos en preparnos con la vestimenta debida para ir a echarle nosotros también al bailongo.

Las mujeres, claro, somos más exigentes para eso de la ropa. Como ya entramos en invierno decidí comprarme un traje negro muy elegantón, el cual completé con una preciosa blusa roja. !Ah puchis, chula me iba a ver yo!

Pero con la corredera de los últimos días, ya no tuve tiempo de probarme bien el traje con la blusa y los zapatos ideales. Bueno, yo lo imaginé en mi cabecita (cabezota, pues) y según yo, todo iba a estar bajo control con un buen peinado y maquillaje. Preparé unos mis aretes rojos de piedras bien lindos que guardo celosamente desde hace casi 20 años, pues me los hizo de manera muy especial mi amiga la escritora y poetisa, Grecia Aguilera Radford (creo que ella ni siquiera imagina que todavía los tengo).

Para no cansarles, se llegó la noche de la fiesta y cuando yo me puse el traje, no sé por qué pero no me gustó. Se miraba eso demasiado parejo, especialmente por la blusa que era de cuellito medio alto y el traje negro muy formal. Lo único lindo que yo miraba eran los aretes de Grecia. Bueno, todo estaba bonito al final, pero había algo que no encajaba. Me vi al espejo detenidamente y entre nervios y cólera, me agarró un ataque de risa, porque no había zapatos que fueran bien. Y con botines, aunque altos, me miraba como celadora de cárcel de mujeres.

Me agarró el berrinche y le pedí al Negrito (quien iba muy guapo y oloroso), que me pasara a una zapatería en camino a la fiesta. Allí compré unos zapatos de moda y luchando contra el frío, no me importó que fueran tipo sandalia. Pero así ya cambió todo dramáticamente. Y con abrigo rojo, más tuanix todavía.

Metimos al Mapquest la dirección del famoso lugar, pero al llegar al punto donde teníamos que empezar a buscar las calles para llegar bien !puchis!, entramos a unos lugares super oscuros y los dos, que ya no muy miraflores, andábamos más perdidos que chucho en autopista. Dimos un montón de vueltas y nada. Llamábamos a alguien de la oficina para que nos dijera por dónde agarrar y no nos oían por la música de la fiesta.

Entre tanta pescueciadera y movedera en el carro se me cayó el sujetador de un arete y no lo encontré. Por lo que entre mi desesperación y sentido recursivo, decidí sujetarlo con un pedazo de chicle, pero no me surtió efecto. En otra vuelta y búsqueda de los mapas, se me cayó un botón del saco.

Al final, nos dimos por vencidos porque nos extraviamos completamente, al exztremo que no sabíamos ni dónde fregados estábamos, ni cómo encontrar el camino de regreso a casa. Tanta arregladera para no ir a la fiesta. Me sentí tan frustrada y algo apanicada por la oscuridad de las calles, que me puse a llorar amargamente. El Negrito ya atormentado de verme llorar, dio un par de vueltas y cuál fue la sopresa que, como por arte de magia, llegamos a una calle iluminada donde había muchos negocios. Estacionó el carro y me dijo que saliéramos a preguntar.

Caminamos sobre el hielo hacia una especie de Pub, donde había música en vivo de jazz (y hasta pensamos quedarnos allí) a preguntar a unas dulces y amables señoras, la forma de regresar a casa. Yo, como buena periodista les tiré la triste historia de la fiesta a la que nunca llegamos, pero cuando les di el nombre del lugar, rapidito nos hicieron un croquis y nos alentaron a ir al menos al final de la fiesta. Estábamos bien cerca y nos sentimos tan contentos que fácilmente, después de una bajadita y una subidita, lo encontramos. Se miraba brillante en medio de los árboles.

Valía la pena, el Club es una preciosidad. Luego de pasar por el valet parking me di cuenta que había perdido otro botón del saco. Mejor me lo desabotoné por completo y entramos al lobby donde nos recibieron con gran protocolo. En un sillón en frente, tomándose una copa, un caballero me llamó como indicándome algo. Al acercarnos me dijo: - Su abrigo trae algo.

Con mucho respeto tomó mi brazo, lo levantó y con la risa de todos, nos dimos cuenta que entre las carreras !no le había quitado la etiqueta a mi abrigo nuevo! Necesitábamos un momento así, antes de llegar al salón de la fiesta. Las carcajadas nos ayudaron a desahogar el estrés de la perdida.

La fiesta estaba en su apogeo, ya todos estaban cenando y cuando nos vieron entrar, nos recibieron con un gran aplauso y chiflidos. Nos sentimos estrellas. Aún cuando ya sólo quedaban casi 2 horas de celebración, llegamos todavía a cenar, luego bailamos y la pasamos muy bien. Nadie se dio cuenta que yo iba sin un arete, ni que a mi saco le faltaban 2 botones. Y tal vez, si no hubiera dejado el abrigo en el lobby, nadie se hubiese fijado que traía aún el precio colgando. O que había sujetado el arete con chicle. Cosas que sólo a mí me pasan.

Me quedó de esta odisea, que siempre hay ángeles. Y así como antorchas chinas, o lámparas judías, o luces hindúes o la estrella de Oriente, Dios nos condujo hacia esas bellas personas que nos indicaron el camino y fueron nuestra salvación, entre la obscuridad de esas calles desconocidas. Y su entusiasmo nos animó a no perder la ilusión. Por supuesto, pasamos un lindo momento con mi Negrito, le dimos al reguetón, al disco y hasta a la música medio-oriental donde yo aproveché las clases de belly dancing. Terminamos la noche entre las luces de los arbolitos de Navidad de ese bello lugar, bailando de cachetío aquella del Elvis - Can't Help Falling In Love .

..

FELIZ AÑO NUEVO Y QUE EL AMOR DE DIOS SEA LA LUZ QUE ILUMINE SIEMPRE SUS VIDAS.

.

.

.

.

.

Dedico este último post del año 2007, a la bellísima memoria de los grandes periodistas, poetas y escritores Don León Aguilera y Doña María del Mar Radford de Aguilera (también una gran mujer de radio), su recuerdo está plasmado para siempre en las "Urnas del Tiempo". Y a su distinguida familia, en especial a mi amiga Grecia, de quien guardo no sólo un par de aretes, sino mucho, mucho cariño.

Foto 1: Swan Club, Long Island, NY.

Foto 2 de Times Square, NY : http://flickr.com/photos/branille/340508696/

22 diciembre 2007

EL NEGRITO VIO A LAS ROCKETTES...Y YO FUI A CHILLAR

Desde años anteriores habíamos estado planificando ir a ver a las famosas The Rockettes , el ballet del Radio City Music Hall de Nueva York, que se presentan cada final de año, pero por una u otra razón, no íbamos. Ah, pero ahora sí. Me dije : - mirá Chachi, mucho hace el Negrito con aguantar tus chistesitos, tus berrinches y caprichitos, que mejor es que vayás pensando en un buen regalo para darle en su cumpleaños, porque dentro de unos cuantos más, se le van a empezar a olvidar las cosas (Es broma amor).

Por lo que me instalé en el internet a buscar los mejores lugares...pero púchica, !!!qué caros!! y en medio de la crisis inmobiliaria, energética y laboral por la que está atravesando el país, como que para andar dándose esos gustos, hay que destapar un hoyo pa´tapar otro, como decía mi difunta y dulce abuelita.

Ya me había dado por vencida, cuando mi cuate el Ronald, me regaló un cuponcito para pagar 2 entradas por el precio de una. Ah, me dije, no por nada paso tomando cafecito a veces por acá, a verlo haciéndose el payasito al fregado. Así que de esa forma, le di la sorpresa al Negrito, que el mero día de su onomástico (!puchis, me eché la de domingo!), iba a ir a verles las canillas a las Rockettes.

Llegamos, casi con una hora de anticipación y una lamparoto-to-tota con cristales de Swarovski nos estaba esperando (¿qué dijiste, Chachi? ... ¿esperando? Ya no chupés, patoja). Es que según parece, esa famosa casa de joyas está patrocinando los 75 años del espectáculo. Y mientras, yo hacía cuentas de a cuántos niños podría darle de comer en Guatemala, con el precio de un sólo cristalito.
.
Al entrar nos dieron un programa que adjunto llevaba unos lentes y una estrellita para encender en la obscuridad. Rapidito me guardé las cositas entre la bolsa para que no se me perdieran y poder enseñárselas a la mara cuando vaya por allá por donde yo.
Y empezó el show, muchá...así como en el Teatro Nacional de Guatemala, salió la orquesta del foso (como en ascensor, pues) y ahí cerquitita se miraban los del coro, vestidos de botones de hotel y de entrada....aparecieron las Rockettes vestidas de renos, al frente del trineo de Santa Claus. De repente dijo el Santa que nos pusiéramos los lentes de 3D... y dónde que me los encontraba yo. Todo nublado miraba. Al fin vi que se me habían caído y con la punta del zapato los alcancé. Púchica, pura contorsionista. Pero qué chulada, tal vez eso fue lo que más me gustó de todo: un recorrido a toda velocidad por Manhattan en el trineo y en tercera dimensión. Hasta me agarraba del brazo del Negrito en las vueltas...porque ya sentía que me caía. Algo mulita, yo. Pero lo chistoso era que el otro también me detenía.
En fin que vimos una variedad de bailes, niños volando, ositos saliendo de cajas de regalo y de plano, las Rockettes. Por ratos le echaba una miradita al Negrito y allí estaba con los ojos bien abiertotes, que a pesar que conseguí asientos bien cerca, creo que él hubiese querido tener ojos de aquellos lobos de caricatura, que se les saltan las pepitonas, con un sonido de bocina de trailer.
Y es que !Precioso bailan las muchachas, éstas! Salen con diferentes vestuarios y brincan, dan vueltas, se encaraman, bailan el Cancán y como siempre, hacen la línea del coro...! y a levantar la pata se ha dicho!. Además de que son bien bonitas, aún cuando el Negrito dijo que no eran tan piernudas como se miraban en la tele. Claro, ya en persona se ven más delgaditas.

Me gustó mucho que al finalizar, contaron la historia de la Estrella del Oriente y de los Reyes que atravesaron el desierto en busca del Niño. Y comenzaron a salir un montón de actores con trajes brillantes, capas y sombreros. !Ya vinieron los moros!, pensé...y ya sentía que por allí iba a aparecer LA MARIMBA DE CHILOLO (sí pues). Pero cuando vi 2 camellotes de verdad y un burrito, me dije, no vos !es el Circo Ponce!

Qué bonito, ustedes. Ver que al menos, no se olvidaron por quién es la celebración. El pesebre cerró con estrella brillante la noche de las Rockettes.

Durante todo el show, miraba a las bailarinas, a Santa y los actores y las lágrimas por ratos me empañaban la vista, pues se me revelaba una nena de trenzas y ojos grandes, que con botitas y abrazando un gato, caminaba por las calles enlodadas de la zona 6. Una nena que se reía a carcajada limpia y que siempre se mojaba la pancita cuando iba a tomar agua a los chorros (a pesar de que su mamá se lo tenía prohibido). Una nena, que contaba chistes y cantaba la canción de Don Pepirulando. Que siempre esperó la Barbie que nunca llegó, pero que le valía un soberno rábano. Lo alegre era sentarse en la baranda de su casa, a comer ricitos con una Naranjita o Fanta, todos los 25 de diciembre.

A través de los ojos de esa nena, también se reflejan los miles de niños guatemaltecos, que viven mucho, mucho más pobres y que anhelan algo mejor esta Navidad. Aún cuando ya hayan transcurrido más de 30 años, la vida en Chapinlandia no ha cambiado mucho.

Pero al mismo tiempo, siempre hay una esperanza, porque ¿quién me iba a decir a mí, cuando tenía sólo 6 ó 7 años, viviendo en una zona remota de la capital, con una vida entre terremotos, bombas terroristas y malas noticias por todos lados...que iba a estar esa noche en el Radio City Music Hall, viendo lo que ni de niña imaginé?...y hasta pudiendo invitar al Negris.


FELICIDADES MIS NIÑOS QUERIDOS...A LOS QUE SON TODAVÍA, MAS QUE TODO EN EL CORAZÓN.

Este Post fue publicado también en Prensa Libre de Guatemala y en Long Island Al Día, en diciembre de 2007.
.
Foto CHC.

Etiquetas: , ,

10 diciembre 2007

KOLTUN, LA FOTO PERFECTA DE UN GRAN PERIODISTA.

Entre colegas y amigos, las entrevistas son directas y concisas. Bastaron 3 ó 4 preguntas, para que un “lobo” del periodismo gráfico comprendiera perfectamente lo que yo necesitaba saber acerca de su trabajo. Hoy, tengo la honra de presentarles a Roberto Koltun.

Es fácil transcribir su biografía y mencionar sus grandes logros. Contarles que nació en la Habana, Cuba y es graduado en Comunicación; que trabaja desde hace más de 15 años como fotógrafo internacional para el prestigioso diario El Nuevo Herald de Miami. Sin olvidar que a lo largo de su carrera, se ha hecho acreedor de merecidos galardones a nivel mundial, no sólamente por la calidad de su trabajo, sino por su increíble capacidad de llegar al alma del ser humano, acoger sentimientos y comunicar problemáticas, a través de una sóla imagen.

Fue el primer fotógrafo, que trabajando para un medio de comunicación, se le permitió viajar a Cuba, adentrarse en ella y dar a conocer realidades poco sabidas en el mundo exterior. Como corresponsal de EFE (España) y otras agencias de prensa, dedicó muchos años a cubrir las más impresionantes noticias desde Nicaragua, El Salvador, Venezuela, Perú, Ecuador, Bolivia, Chile y nuestra querida Guatemala, en los momentos más críticos de la historia de cada país. Y continúa este trabajo incesante con el Nuevo Herald.

Además de haber estado en varias guerras en los 80’s, atrapando imágenes increíbles, también ha fotografiado a muchos presidentes, nobles y grandes personajes como el Papa Juan Pablo II y el Dalai Lama. Así como también a estrellas como Laura Pausini y Jamie Lee Curtis, entre muchas otras.

A pesar de su fabulosa trayectoria, el lente de Robert Koltun ha captado algo más que grandes momentos de la historia e imágenes únicas de personalidades. Posee una capacidad extraordinaria para abrazar en sólo click esa vida cotidiana y sufrida que algunos países desarrollados pocas veces sacan a la luz. O por el contrario en nuestros países tercermundistas, es parte del diario vivir. Como el mismo Robert me dice: “No todo es bello. Captar la acción, la alegría y la belleza, tal vez puede darte grandes premios…pero ¿y el mensaje?. También el dolor tiene rostro”.

Y muchas veces, es un rostro que nadie quiere recordar.

La vida de un periodista de verdad como Koltun, no se ciñe al momento de la noticia. Hay noticias en la vida, que cambian al mundo. Pero hay noticias en el mundo que cambian la vida de quien las reporta. Esas imágenes se quedan para siempre en su memoria. (Como la trágica muerte de dos niñas en su travesía hacia la libertad y el impresionate hallazgo de sus cadáveres en Dog Rock Bahamas, que verán en Slideshow en su Website).

Me cuenta que a cada país que viaja, le encanta fotografiar la alegría de la niñez, porque, como dijo José Martí, “los niños nacieron para ser felices”. Pero también se pregunta, ¿por qué hay niños que nacieron para sufrir? ¿Por qué hay tantos pequeñitos con hambre, víctimas de la injusticia, la enfermedad y del olvido?

Al mismo tiempo, muchos se preguntarán, ¿qué pasa por la mente de un periodista de gran talla como Koltun, cuando debe encarar el sufrimiento de los débiles?: Me cuenta que hace pocos meses tuvo que cubrir un reportaje en Chichigalpa, Nicaragua, donde tanto niños como adultos están muriendo debido a la insuficiencia renal a causa de los fertilizantes. Al terminar el trabajo me dice, “¿qué le puedes decir a un hombre moribundo, que te ve con sus ojos llorosos y exclama: Por favor, no se olviden de nosotros. Y esa imagen, no sólo debo captarla para darle a conocer al mundo, sino que se me queda grabada en el corazón para toda la vida".

Roberto Koltun es la foto perfecta del alma de aquél que nació para ser comunicador. Quien sabe que debe aprender a percibir el sufrimiento, para poder llevarlo al resto del mundo, tal cual es, con todo y sus abismales contrastes. Aquél que se ha dado cuenta que su misión es precisamente ésa, la de comunicar a todos; ser el heraldo que trasporte el sentir de unos, y lo deposite en el corazón de otros. Aunque muchas veces, al ver tanto sufrimiento [como niños drogándose en la calles de Argentina, desde los 8 años con Paco (droga), que se mezcla con kerosene y ácido sulfúrico. O muriendo de hambre en lugares tan cercanos como Centroamérica, ante los ojos injustos y duros de espíritu con que ven muchos políticos], se pregunte más de una vez, si acaso estará en la profesión equivocada".

“Comunicar la verdadera realidad de lo que sucede a nuestro alrededor, eso es mi pequeñísimo granito de arena que puedo dar como comunicador". (Roberto Koltun).

Pero, como una imagen vale más que mil palabras…es mejor que vean su Web-Galería en:
http://www.robertokoltun.com y se darán cuenta por qué las exposiciones de Koltun son tan exitosas.



Dedicado a la memoria del Viejo, Marcelo Urquidi, un amigo en común.


Gracias Robert, por concederme el honor de presentarte en este humilde Blog, además tomarte el tiempo de escoger las imágenes y contarme más de ti.

Etiquetas: , ,

02 diciembre 2007

UN PAR DE REGALITOS

Para variar un poco y no carsarme yo con la escribidera y no aburrirlos tanto a ustedes con la leedera, deseo compartirles este humilde par de aretes que son fruto de unas cuantas tardes frías en México, cuando mis compañeros y yo, no teníamos ninguna asignación en la oficina de producción (ni para video, ni para audio) y nos dedicábamos a "pulir estilo", con tal de mantenernos un poco despiertos y no babear el escritorio. Además de ponernos como cochinitos de tanto comer Chocorroles, tacos y demás chuchería que se nos atravesaba, nos pusimos a grabar y resultó todo un CD con una colección muy bella.

No son declamaciones, son simples prácticas de lectura, que sirven para acostumbrar la voz a hacer sutiles inflexiones. Leer poemas es un ejercicio excelente para eso. Además de ayudar en la dicción, cuando se usa la voz profesionalmente. Es necesario mantenerla ocupada de manera especial, cuando el clima está encargándose de hacer pedazos la garganta. De no haber estado con la puñetera alergia al frío, tal vez la grabación hubiese salido como debe ser. Bien dicen que "el ocio dio paso a la cultura". Espero los disfruten.





Foto: http://cgi.ebay.es/MARIO-BENEDETTI-Poemas-de-la-oficina_W0QQitemZ250186911065QQcategoryZ63667QQcmdZViewItem

Etiquetas: ,