Y EL TAVO METIO LAS PATAS
Hay gente como que nació para hacernos reír con sus ocurrencias. Yo conozco al Tavo, quien ahora ya está veterano, pero yo diría que se quedó como niño. Por una parte eso es bueno, porque hace o se avienta cada charada y se queda como si nada. Pareciera que toda lo que hace, fuera normal para él. A la Seven Up, le dice ZUP, porque cree que el 7 ese grandote que le ponen al envase, es una "Z". .Ya el .Zorro, pues. El otro día, sólo llegó a enemistar a sus sobrinos con los vecinos. Le repitió un par de veces a un señor, los “buenos días”, pero como no le contestó, le gritó:
Me cuentan que hace años, vivía con su papá y su hermana en una casita de esas de colonia, que tienen un jardín en frente, como en bajadita hasta la acera. Tavo salía en su moto todos los días alrededor de las 3:10 AM, porque trabajaba repartiendo periódico a suscriptores del El Gráfico. Era la madrugada del 4 de febrero de 1976 y como siempre, se levantó una hora antes, para lavarse su carita, tomarse su lechita y comerse unos sus 5 quetzales de panito de manteca. Es que estaba un poco a dieta.
A eso de las 3:00, salió a encender la moto y cuando se disponía a regresar a traer su refacción, empezó a temblar la tierra. Con el gran movimiento, la puerta de la casa se cerró y Tavo se quedó en la calle. Fue para volverse loco el pobre, se agarró del balcón de la ventana y empezó a gritar:
A saber cuáles eran las penas de su papá y su hermana, entre todo el merequetengue del terremoto, que no abrían la puerta, por lo que el Tavo, quien ya estaba agarrado del balcón, nadie sabe por qué jodidos dispuso meter los pies para, prácticamente, colgarse del mismo.
...
El terremoto pasó y la calle se llenó de gente asustada. Tavo aún no reaccionaba, enredado entre el balcón, las flores y las ruedas de la moto dando vueltas. Al ver que salieron su papá y su hermana, se logró levantar todo hecho huevo y todavía, alegando porque no le habían abierto la puerta, para entrar a morirse junto con ellos. La reacción de su hermana fue sólo decirle:
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Todos miraban el balcón a media calle y pensaban que el terremoto lo había botado, aunque era algo raro, porque la fachada de la casa estaba en buen estado. Más tarde confesó la travesura, porque algunos lo vieron, pero nadie supo por qué fregados el Tavo, para salvarse del terremoto decidió, literalmente, meter las patas y colgarse del balcón. Y tantos años después, él no ha querido decir la razón.
Así me lo contaron, aunque hay varias versiones entre su familia. El nombre se ha cambiado para cuidar la identidad del protagonista y de sus familiares, que viven penando por sus metidas de pata. Pero a mi me cae muy bien el Tavo.
Etiquetas: Cosas que pasan, Viejitas del 2006


En esas mis idas para las Europas, decidí volar por una línea aérea española. Ya me habían dicho que me prepara para ver algunas cosas a las cuales no estaría acostumbrada. La verdad no sabía de qué me hablaban mis amigos, pero tal vez fue esto que chotié
